El próximo viernes 25 de marzo de 2011, estreno en España de la última película de François Ozon: Potiche, mujeres al poder.
Long-métrage français . Genre : Comédie
Durée : 01h43min Année de production : 2010
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Dirigida por François Ozon
Con Catherine Deneuve, Gérard Depardieu, Fabrice Luchini
Título original: Potiche
Largometraje Francia . Género: Comedia
Año de producción: 2010
Sinopsis: La trama se desarrolla en el norte de Francia, concretamente en Sainte-Gudule, en el año 1977. Suzanne es una mujer dedicada a su casa y a su familia, que vive sometida al industrial Robert Pujol. Él trata con desprecio tanto a los empleados de su fábrica de paraguas, como a sus hijos y a su esposa, a la que considera sólo una mujer florero.
Tras la huelga que llevan a cabo los trabajadores de la compañía y el secuestro de su marido, Suzanne tiene que asumir la dirección de la empresa y se revela como una mujer inteligente, capacitada y decidida. Sin embargo, cuando Robert vuelve a casa, todo se complicará.
En francés, el término potiche se refiere a una especie de jarrón grande o a cualquier objeto decorativo carente de gran valor, que se coloca sobre un mueble o sobre la chimenea con el único fin de decorar un local, sin que tenga una verdadera utilidad. Esa misma palabra, en lenguaje coloquial, se utiliza de forma despectiva para referirse a una mujer que no tiene un papel propio y que vive a la sombra de su marido. En Francia, algunas mujeres de políticos, especialmente la señora de Chirac y, a veces, mujeres que se dedican a la política, como por ejemplo Ségolène Royal, han sido criticadas y definidas como potiches, mujeres florero.
Voici la bande-annonce en espagnol/ Aquí el trailer en español:
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Je reproduis ci-dessous une interview de François Ozon parue le 18/03 dans El Cultural (El Mundo)/ Reproduzco a continuación una entrevista de François Ozon publicada el pasado 18/03 en El Cultural (El Mundo)
MARTA CABALLERO | Publicado el 18/03/2011
http://www.elcultural.es/noticias/CINE/1445/Francois_Ozon-_El_machismo_en_la_politica_francesa_me_inspiro_para_rodar_PoticheFrançois Ozon: "El machismo en la política francesa me inspiró para rodar Potiche"
El cineasta presenta en España su nueva película, un cuento sobre la emancipación de una burguesa que muestra la vis cómica de una Catherine Deneuve que pasa de ama de casa a diputada
No se abre el telón, porque esto es cine, pero sí acaban los créditos de inicio y aparece en pantalla una bella Catherine Deneuve embutida en un chándal rojo. Hace ejercicio en un idílico jardín y, como si de la Blancanieves de Disney se tratase, saluda a un cervatillo, un par de gorriones, una ardilla (¡cucú!, exclama la francesa) y... dos conejos copulando. Es el arranque de Potiche (en los cines españoles el próximo viernes), quizá la comedia más blanca de François Ozon (Sitcom, The swimmingpool, Ricky) y en la que el realizador francés parte de elementos del teatro para abrir una trama en torno a la emancipación de una mujer florero (potiche, en francés), perfecta esposa, madre amantísima, discreta hasta para pasar por alto las infidelidades de su marido y conforme con una vida de paseos matutinos y pequeños poemas escritos en una libreta. Todo, en un provinciano escenario setentero que se mueve entre las comedias de Luis de Funès, el color saturado de La tribu de los Brady, los papeles de pared y el kitsch de las cintas de Almodóvar y, dice su director, dice, la comedia inteligente de Billy Wilder.La amable Potiche está basada en una obra de teatro de los años ochenta firmada por Pierre Barillet y Jean-Pierre Grédy que, según confiesa Ozon durante su visita a Madrid para presentarla, se había quedado “un poco anticuada”. Él vio la pieza y entendió que había en ella un interesante papel para una gran actriz, pero no sabía cómo casarlo con la actualidad. Y fue la propia actualidad la que le dio las claves: por primera vez, en las pasadas elecciones presidenciales francesas, se enfrentaban un hombre y una mujer, Sarkozy y Ségòlene Royale. “Era increíble ver la cantidad de comentarios misóginos y machistas que se hacían sobre ella, la llamaban potiche, precisamente, y vi que las cosas, al fin y al cabo, no habían cambiado tanto”, comenta el director, que con este ejemplo real dio un paso más que los autores de la obra de teatro y llevó a su protagonista de la cocina a la dirección de una fábrica y, de ahí, a la política. “Ese machismo existe en Francia tanto como en España, pero a los franceses nos tienen idealizados. Lo increíble era que los peores comentarios venían del partido de izquierda, en el que estaban molestos con que la candidata fuera una mujer”, denuncia.
La película es así un crescendo que va en paralelo a la evolución de Suzanne Pujol, la protagonista. A más libertad y autonomía adquiere, más se amplían los escenarios, hasta la escena final que, a modo de documental televisado, muestra a Deneuve cantando en el telediario tras ganar unas elecciones a diputada. “Yo, como Hitchcock, cuando adapto una obra de teatro me digo que lo primero es asumir su teatralidad y poco a poco ir escapando de ella. Esa mujer sale de su pequeño mundo y va abriéndose hacia otro más grande”, amplía el cineasta, que concibe esta película, la duodécima que rueda, como un juego fílmico que le ha permitido, además de marcarse un taquillazo en Francia, coquetear con elementos del absurdo o evocar las comedias tontas de los setenta: “La comedia es mucho más abierta que el drama, te permite jugar más con la inteligencia del espectador”, señala.
En ese juego estaba también la gracia de mostrar a una Catherine Deneuve más cómica que nunca. Además del chándal que a todos escandaliza la vemos enseñar piernas, coquetear con un Sergi López metido a camionero y cantar a modo de musical. Según Ozon, si la protagonista de Repulsión lleva tanto tiempo en el cine es precisamente porque se mantiene anclada en el mundo real, muy apegada a su rutina de madre, abuela, amante de la cocina... “Esta película le ha permitido mostrar otras muchas de las facetas que tiene, como las tenemos todos, virtudes que la mayoría no es capaz de imaginar en una actriz como ella”, explica el director, que insiste en que el tópico de frialdad y seriedad que acompaña a la intérprete es, eso, “sólo un tópico, un cliché”. En su opinión, Deneuve es “seria y discreta, una mujer que guarda las distancias pero que entendió desde joven, cuando ya trabajaba con Buñuel, Truffaut y Polanski, que el cine es un arte en el que tienes que reflejar muchas cosas con el rostro. Ella, a diferencia de muchos actores que repiten sus propios tics, ha mantenido un juego interpretativo que ha envejecido muy bien. No es seria, simplemente mide perfectamente lo que quiere mostrar a la cámara”.
Según Ozon, su protagonista, con la que ya había trabajado en Ocho mujeres, estuvo encantada desde el primer momento con el papel: “¿Quieres ser mi mujer florero?, le dije, y ella aceptó encantada”, recuerda. Desde aquel momento, trabajaron mano a mano en todas las etapas de la producción.
Además de Deneuve, Ozon fichó para su comedia a otro peso pesado del cine francés, Gérard Depardieu, que interpreta a un obrero comunista que acabó siendo alcalde de una localidad francesa y que, durante sus años mozos, tuvo un affaire con la burguesa Suzanne Pujol. “Depardieu y Deneuve han hecho siete películas juntos, hay mucha complicidad entre ellos. Esa historia de amor imposible entre una burguesa y un obrero está ahí, la han hecho mil veces y en Francia les encanta volver a verla. Tienen una especie de complicidad colectiva que a la gente le gusta, y para mí ha sido un sueño, eso de cuando dices algún día haré una película con estos dos juntos”, se enorgullece el cineasta, que entró en esta profesión cuando, decepcionado por las películas de verano que rodaba su padre con la super8, decidió cogerle el testigo.
Con todo, decir que Potiche es una comedia feminista es decir mucho, contada como está casi en clave de vodevil, o de cuento francés. Provinciana, ambientada en las clases acomodadas que tanto le gustan a este cineasta que, como Buñuel, quedó fascinado ante “el discreto encanto de la burguesía y su juego de máscaras”, Potiche dista mucho de ser un alegato por o contra algo, a pesar de que su subtítulo rece “mujeres al poder”. Tampoco el propio Ozon vio en ella matices de protesta, pero se sorprendió cuando tras el estreno le llamaron muchas feministas para felicitarle: “Creía que estaba rodando sólo la historia de una mujer que se emancipa, pero es lo bueno del cine, una vez que haces la película, ya no te pertenece y de repente te das cuenta que al parecer es una historia de denuncia”.